Nada es tan imperativo en estos momentos que salvaguardar la salud y la vida de nuestra humanidad. La pandemia del coronovirus nos pone ante la prueba de apartar egoísmos y cuidarnos unos a otros desde la distancia. La salud de cada ser humano hoy depende como nunca de su congénere, del que está cerca y del que está lejos; de imponernos la viralización de la solidaridad, la empatía y la responsabilidad ciudadanas para acatar las medidas de contención y control de la epidemia que indican las autoridades sanitarias y políticas del país. Y la principal es quedarnos en casa para evitar la propagación del virus.

El Centro Cultural de España, comprometido con esta cruzada vital, ha suspendido todas sus actividades y cerrado sus instalaciones desde el lunes 16 de marzo. Como todo el país, estamos en cuarentena en nuestras casas, desde donde continuamos en contacto con nuestros seguidores para ayudarlos a sobrellevar esta insólita y difícil circunstancia facilitándoles conocer y acceder a las infinitas propuestas e iniciativas de arte y cultura que de manera libre pone a nuestro alcance ahora el espacio virtual. Una vez más, la cultura es una de nuestras aliadas más nobles y eficaces en pro del bienestar común.

A ti que debes quedarte en casa por un tiempo aún indefinido, te ofrecemos en nuestras redes una programación de actividades y proyectos diversos: ciclos de cine y de conciertos, charlas, obras de teatro para adultos y público familiar, presentaciones de libros, cursos, talleres, laboratorios de creación artística y de cocreación ciudadana para hallar colectivamente modos sostenibles y solidarios de reactivar la vida comunitaria, todo on line, abierto y gratuito. Encuentra aquí una sana distracción y un espacio de reflexión y apoyo. Pero sobre todo, disfruta de estar contigo mism@ y con l@s tuy@s. Nosotros #Nosquedamosencasa, pero seguimos contigo.

Valga mucho recordar ahora esta reflexión del poeta metafísico inglés Jhon Donne en su libro Devotions Upon Emergent Ocassions and Death’s Duel:

«Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo del continente, una parte de la masa. Si el mar se lleva un terrón, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa señorial de uno de tus amigos, o la tuya propia. La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; por consiguiente nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti.»